Nunca esperé que entrases en mi vida, entraste de repente,
sin previo aviso. Te empecé a querer al primer instante, más bien, te hiciste
querer.
Me parece increíble que acabaras conmigo, persona que se
dedica a echar sin querer a todo el mundo de su vida. Es impresionante cómo
cuando estaba feliz tú me hacías más feliz aún, cómo cuando estaba triste tú me
mimabas hasta que sonriera de corazón.
Aunque no hablásemos el mismo idioma, nuestros corazones se
entendían. Tus enanas travesuras eran geniales y me hacías sonreír.
Es una grandísima pena que ya no estés a mi lado saltando o
haciendo el vago. Aunque no estés físicamente, en mi corazón y mente siempre
estarás.
No puedo evitar llorar cuando pienso en ti porque te echo de
menos, pero también sonrío por lo felices que nos hicimos.
En cuanto sentiste que tal vez podría llegar a recibir
ayuda, tú te tuviste que ir.
Gracias por haberme ayudado tanto, ahora soy muy feliz. Te
echo de menos, pero no tuviste más remedio que irte.
Te quiero mi bebé
peludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario